Revolución energética
¿Le resulta familiar la expresión? Es el nombre de una obra de arte de Raoul Dufy, que ahora se exhibe en el Museo de Arte Moderno de París y que se encargó de exponer en el Pabellón de la Electricidad de la Exposición Universal de 1937 en París. El cuadro fue considerado durante mucho tiempo el más grande del mundo. Representa la historia de la electricidad desde la antigüedad hasta nuestros días, 110 científicos y pensadores desde Arquímedes hasta James Watt están representados en la parte inferior.
El fenómeno de la electricidad se observó muy pronto. Hacia el año 600 a.C., Tales describió los efectos de la electricidad estática y el magnetismo. En el siglo XVII se descubrieron las propiedades de la electricidad. Y en 1799, Alessandro Volta desarrolló la pila eléctrica. Dio su nombre a la unidad de medida de la fuerza electromotriz y la diferencia de potencial: el voltio (símbolo: V). En el siglo XIX se aceleró la investigación. En 1831, Michael Faraday descubrió que si una corriente eléctrica es capaz de producir un campo magnético, también es posible lo contrario: así, moviendo un campo magnético, se puede crear una corriente eléctrica. Tras estos descubrimientos, el belga Zénobe Gramme inventó la dinamo en 1868. Once años más tarde, la bombilla incandescente de Thomas Edison aportó una nueva forma de producir luz. Ese mismo año entró en funcionamiento la primera central hidroeléctrica en Suiza.
Primera revolución industrial
La Industria 4.0 está revolucionando la forma en que las empresas fabrican, mejoran y distribuyen sus productos. Los fabricantes están integrando nuevas tecnologías, como el Internet de las Cosas (IoT), la computación y el análisis en la nube, y la IA y el aprendizaje automático en sus instalaciones de producción y en todas sus operaciones.
Estas fábricas inteligentes están equipadas con sensores avanzados, software integrado y robótica que recogen y analizan datos y permiten una mejor toma de decisiones. Se crea un valor aún mayor cuando los datos de las operaciones de producción se combinan con los datos operativos del ERP, la cadena de suministro, el servicio de atención al cliente y otros sistemas empresariales para crear niveles totalmente nuevos de visibilidad y conocimiento a partir de información que antes estaba aislada.
Estas tecnologías digitales permiten aumentar la automatización, el mantenimiento predictivo, la autooptimización de las mejoras de los procesos y, sobre todo, un nuevo nivel de eficiencia y capacidad de respuesta a los clientes que antes no era posible.
El desarrollo de fábricas inteligentes ofrece una oportunidad increíble para que la industria manufacturera entre en la cuarta revolución industrial. El análisis de las grandes cantidades de big data recogidas por los sensores en la fábrica garantiza la visibilidad en tiempo real de los activos de fabricación y puede proporcionar herramientas para realizar un mantenimiento predictivo con el fin de minimizar el tiempo de inactividad de los equipos.
Tercera revolución industrial
Vivimos tiempos revolucionarios. El mundo está preparado para un cambio radical en la forma de generar y utilizar la electricidad, impulsado por ideas innovadoras y tecnología moderna. La energía solar es la tecnología preparada para impulsar esta revolución.
En su libro The Third Industrial Revolution; How Lateral Power is Transforming Energy, the Economy, and the World (La tercera revolución industrial: cómo la energía lateral está transformando la energía, la economía y el mundo), el autor Jeremy Rifkin describe cómo se produce un cambio económico fundamental cuando las nuevas fuentes de energía permiten nuevas formas de transporte y convergen con las tecnologías de comunicación para transformar el mundo.
La primera revolución industrial comenzó en Inglaterra a finales del siglo XVIII con el descubrimiento de la energía de vapor y la adopción de la fabricación a base de máquinas. El descubrimiento del carbón fue la fuente de energía que impulsó la expansión de la industria. Las ciudades crecieron de forma explosiva a medida que la producción de bienes se centralizaba en torno a las fábricas urbanas. El transporte se revolucionó al combinar la producción de hierro y las máquinas de vapor en la invención del tren, y las redes ferroviarias nacionales crecieron para conectar a la gente de una manera sin precedentes. La necesidad de comunicación para coordinar la señalización de esta nueva infraestructura de transporte llevó a la adopción generalizada de una novedosa tecnología de comunicaciones -el telégrafo- que permitió a las imprentas de vapor entregar periódicos actualizados. La capacidad de comunicarse con mayor eficacia se generalizó. La revolución industrial estaba completa. Una nueva fuente de energía, combinada con una nueva tecnología de transporte y una nueva forma de comunicación, transformó radicalmente la sociedad.
Cronología de la segunda revolución industrial
Una revolución industrial se caracteriza por la aparición de nuevas tecnologías que suponen un cambio profundo en la estructura de la sociedad y en el modelo económico. El acceso de los usuarios a Internet y a los dispositivos tecnológicos, la Inteligencia Artificial (IA) y el aprendizaje automático han dado lugar a una Cuarta Revolución Industrial, que puede representar un empoderamiento de los seres humanos mediante el uso de las máquinas.
Nos encontramos en el inicio de la Cuarta Revolución Industrial, también conocida como Industria 4.0, un término que fue acuñado en 2011 por el economista Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial. Este concepto define la fabricación informatizada, que combina técnicas de producción avanzadas con tecnologías inteligentes que se integrarán en las organizaciones y en la vida de las personas.
Se inició en el siglo XVIII y se caracterizó por el uso de la máquina de vapor y de nuevos materiales como fuentes de energía, como el carbón. Gracias a estos avances, la economía pasó de estar basada en la agricultura a una economía basada en la industria.